Rosario Romero y sus apotegmas vacíos: el precio de la hipocresía política

Una vez más, Rosario Romero intenta instalarse en la conversación pública con declaraciones grandilocuentes y críticas hacia el peronismo, apelando a un discurso que busca aparentar reflexión y autocrítica. Pero detrás de sus palabras no hay más que un vacío rotundo, el mismo que marcó su paso por la gestión pública, cargada de corrupción, sobreprecios y manejos discrecionales que hoy intenta borrar con frases prefabricadas.

El verdadero legado de Romero: corrupción y sobreprecios

Romero, en conjunto con Gustavo Bordet, protagonizó uno de los capítulos más oscuros de la administración entrerriana, marcado por el desvío de más de 400 mil dólares en sobreprecios. Estas operaciones, maquilladas como «gestión eficiente», beneficiaron a un círculo íntimo mientras endeudaban a la provincia y dejaban a los entrerrianos enfrentando una realidad económica cada vez más precaria.

Lejos de asumir responsabilidad por este desastre, Romero ahora intenta reescribirse como una figura crítica del sistema que ella misma contribuyó a construir. Su discurso no conmueve ni inspira, porque el pueblo no olvida que su gestión estuvo enfocada en consolidar un sistema de saqueo institucional y persecución política.

El rol de los medios ensobrados

En esta estrategia de lavado de imagen no podía faltar el apoyo de los portales que viven de la pauta oficial, como el ya conocido “Página Ensobrada”. Este medio, financiado generosamente por el aparato oficialista, se dedica a operar políticamente, garantizando que las voces críticas sean acalladas y que personajes como Romero puedan seguir proyectándose, a pesar de los cuestionamientos.

Lejos de informar, «Página Ensobrada» es una herramienta de propaganda al servicio de quienes manejan los recursos públicos, consolidando un relato funcional al poder mientras ignoran las necesidades de los entrerrianos.

Romero: discursos vacíos, realidades contundentes

Romero puede seguir intentando conmover con sus frases hechas, pero la realidad es que su legado está marcado por la corrupción y el oportunismo político. Hablar de autocrítica cuando su gestión estuvo llena de irregularidades no solo es hipócrita, sino una burla al pueblo de Entre Ríos.

Conclusión: menos discursos, más hechos

El peronismo necesita renovación, pero esa renovación no llegará de la mano de figuras que se beneficiaron del sistema corrupto que dicen criticar. Romero debería dejar de apelar a apotegmas vacíos y asumir su responsabilidad en el colapso político y social que enfrenta la provincia. Entre Ríos no necesita más frases bonitas; necesita dirigentes con compromiso real, transparencia y voluntad de reconstruir lo que ellos mismos destruyeron.

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