Rosario Romero no remonta: sube la negativa y se estanca en las encuestas
Pese al esfuerzo por blindar su imagen y sostenerse con una red de lealtades internas, Rosario Romero no logra despegar. En el último ranking de intendentes publicado por CB Consultora Opinión Pública, la intendenta de Paraná aparece en el décimo lugar, en la zona tibia del relevamiento. Pero lo más significativo no es la posición, sino la tendencia: su imagen negativa crece, incluso en encuestas que históricamente favorecen al poder de turno.
Romero llegó prometiendo orden, gestión y cercanía, pero en la práctica no logró capitalizar ni su experiencia ni el respaldo inicial del oficialismo provincial. La ciudad está estancada. La obra pública escasea, la inseguridad crece y la sensación en la calle es que no hay rumbo. Mientras tanto, su gobierno se apoya en una estructura cada vez más cerrada, que contiene a figuras como Darío Báez, símbolo de los acuerdos políticos que priorizan lealtades internas por sobre resultados concretos.
Comparada con sus antecesores, Romero muestra un retroceso en materia de liderazgo y visibilidad. Adán Bahl, sin ser un dirigente carismático, mantuvo una administración ordenada y un vínculo activo con el gobierno provincial. Sergio Varisco, con todos sus claroscuros, era al menos una figura con presencia, con capacidad de gestión y una agenda propia. Romero, en cambio, parece atrapada entre el miedo a perder el control interno y la imposibilidad de generar empatía con la ciudadanía.
En política, el estancamiento es apenas un preludio del declive. La encuesta de CB no la ubica en el fondo, pero sí la muestra a la deriva: sin crecimiento, con rechazo sostenido y cada vez más lejos de la gente. La imagen negativa sube, la paciencia baja, y la intendenta de Paraná parece no tener respuestas.
En política, los números no perdonan, y menos cuando la gestión tampoco ayuda. Rosario Romero puede seguir sosteniéndose con pactos y encuestas amigas, pero como dice la calle, «Paraná no espera más gestos: espera gobierno.» Y el silencio de su gestión ya hace más ruido que cualquier crítica.
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