Finalizar el 2018 con semejantes índices de pobreza, según informe de la UCA , creíble antes y ahora, confirmando un crecimiento de la misma ,no hace más que ubicarnos en una despedida de año angustiante y preocupante. De ese índice, se deprende que casi el 50% de los chicos son “pobres”. Surge entonces una inevitable pregunta que no debiera ser retórica: hay algún informe acerca de cuántos políticos se empobrecieron, por lo menos desde el 2015, año en el que votamos el discurso de “pobreza cero? O en qué franjas sociales creció la pobreza.
Es realmente intolerante hacer coincidir estos datos con el lanzamiento de campañas electorales ; es una muestra contundente de la indiferencia de la dirigencia, más aún cuando anuncian reuniones y armados políticos con nombres que resultan una ofensa a la inteligencia Ciudadana y en el medio , nadie se inmutó ante la descarada declaración del presidente de la cámara de diputados que reivindicó “la rosca política”, la lamentable sensación de corporación política impune que genera esa declaración es la que permite usar “minúsculas” para referirse a una Institución tan cara a los sentimientos democráticos de un pueblo.
Suenan como una burla declaraciones y acciones de la magnitud mencionada, por lo que es imprescindible informar al ciudadano desprevenido qué significa un “voto” con este marco social. Por lo tanto, lo primero que hay que saber es que “impunidad” significa que van a seguir haciendo lo mismo porque no hay castigo de ningún tipo para estas conductas. El único castigo es el “voto del ciudadano” al que debemos hacer valer con toda nuestra fuerza para que de una vez por todas desaparezcan de las candidaturas y de los cargos personajes tan nefastos para nuestra democracia. Los mismos de siempre, se presentan como imprescindibles y cualquier cargo les viene bien, el tema es no dejar esos espacios que consiguieron con engaños brutales al ciudadano en contiendas electorales en las que son obligados a votar sin educación ciudadana alguna, lo que permite la manipulación y el uso de esa “pobreza” de la que ningún político se pone colorado para mencionarla y por el contrario, hablan de ella como si vinieran de otro planeta.
Indigna ver y escuchar que un funcionario, por el solo hecho de ser sentado al lado del Presidente de turno, tiene las condiciones para ser, por ejemplo, gobernador, o que algún candidato por ser abrazado por el Presidente, puede ser buen diputado, senador o cualquier función que el mismo pretenda.
Es muy preocupante que, en el siglo XXI, los ciudadanos podamos pensar que debemos seguir votando por el menos peor. No se entiende cuál es el miedo de votar por un desconocido, si los que se presentan no son modelo de nada ya que llegar a esta altura del siglo con uno de los peores índices económicos y sociales no debe darles chapa de candidatos a nada. ¿Puede ser confiable o representarnos esta dirigencia?
El ciudadano está aprisionado en su conciencia con la propaganda política. No permitamos que los que están , hagan propaganda con “obras” que han hecho, porque eso es su obligación y para lo que fueron puestos en sus cargos, es una ofensa a la inteligencia ciudadana que usen nuestros recursos para sus campañas, para eso está la institución adecuada que publica los actos de gobierno. No permitamos que los que estuvieron, utilicen los errores del presente para hacer creer que el pasado fue mejor y merecen volver. Nunca un pasado es mejor, ya que ello significa desconocer la evolución y el desarrollo de las ciencias. Los tiempos cambian y las realidades se complejizan, hay nuevas demandas sociales que hoy sólo quedan en el discurso de los políticos porque no hay recursos intelectuales adecuados para resolverlas, impotencia que genera improvisaciones y oportunismos políticos de todos los colores. Este panorama requiere dirigentes mejor preparados, mejor formados y concientizados en las necesidades ciudadanas y no en intereses corporativos.
Que el 2019 abra las puertas de la esperanza para el Ciudadano y que la dirigencia política sepa darse su lugar, que es nada más ni nada menos que dar un paso al costado y habilitar la verdadera renovación que no tiene que ver con la edad cronológica, porque el presente ha demostrado que hay jóvenes con mente de prácticas políticas tradicionales altamente cuestionadas. La renovación debe darse en la manera de pensar un país, que no sea solo de discursos sino también, de prácticas políticas y sociales acorde con las necesidades de un país destruido en sus bases de confianza y representatividad.
Esto se consigue, estudiando los perfiles de cada candidato, sus trayectorias laborales y profesionales, ya que en su accionar cotidiano, encontraremos lo que necesitamos. No importa si tiene recursos económicos o no. Es mentira que para ser candidato se necesita tener “dinero”, no naturalicemos esta mentira y animémonos al voto significativo. Nuestro compromiso ciudadano está en marcha.
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