Cuesta mucho a los argentinos entender  o aceptar de que han sido objeto de estafa en un acto electoral., pero  en estos días se está corriendo el velo del engaño y del autoengaño, abriendo el camino hacia una elección más identificada con las necesidades ciudadana que las ocurridas en los últimos dos actos electorales.

En el 2017 se realizaron las elecciones de medio término en las que se impuso el espacio Cambiemos con dos candidatos que nadie podía explicar, eran representantes de la Sociedad Rural. No fue un tema que trascendiera como importante sin que el ciudadano averiguara demasiado sobre esa cuestión ya que  desde el gobierno de turno, lograron instalar la idea de nosotros o el caos, escondiendo las verdaderas intenciones a la hora de poner legisladores en el orden nacional.

La ley de semillas viene a transparentar esas intenciones, ya que la comisión presidida por el legislador  entrerriano recientemente salido de las elecciones 2017, Benedetti, logró dictamen para tratar la ley de semillas y nos es menor la lectura que dicha situación merece.

Es una ley que en su contenido , según lo que trascendió , además del pago que deberá hacer el productor en el momento de la compra de la semilla , exigirá el pago de regalías  por reutilización de semillas,  un resguardo que había encontrado el pequeño productor para protegerse del abuso del monopolio en la comercialización de este producto;  “prohíbe el uso propio, libre y gratuito de las semillas” y para resguardar esos intereses de minorías corporativas, la normativa pretende , además , dar poder de policía al INASE ( Instituto Nacional de Semillas) con lo que podrá entrar a los campos a controlar qué semilla ha utilizado el agricultor.

En un acto de demagogia berreta, el legislador entrerriano asegura que no se aplicará la ley a las agricultores de la economía popular ignorando las cantidad de agricultores en el interior del país, que no pertenecen a ese rubro, pero que están tan asfixiados con impuestos que les impide permanecer en el circuito productivo,  obligándolos a abandonar sus actividades y refugiarse en las ciudades engrosando cada vez más los odiosos conos urbanos que tanta problemática social genera al país.

Legisladores que apelaron al voto popular, prometiendo ocuparse de las problemáticas de los distintos sectores sociales y que hoy, legitimados con el voto, buscaron reflotar la ley de semillas, cajoneada por años y que es una reafirmación de la soja transgénica surgida en los 90.

Esta ley demuestra que este gobierno sí hace políticas de estado, aunque en este caso no con las necesidades de la gente ni mucho menos, con las necesidades democráticas, federales y republicanas, sino con los intereses multinacionales.

Ahora se entiende el empeño puesto para que la elección en el 2017 se volcara hacia estos candidatos: los recursos destinados a la campaña, el abrazo del Presidente , las amenazas a las otras listas para que no se presentaran y tantas otras acciones direccionadas a ignorarlas ,siendo que propusieron una agenda social en serio.

No obstante ello, es esperanzador que más de 30.000 personas se dieron cuenta y votaron la lista alternativa “Ayudanos a cambiar” que denunciaba la verdadera intención. Esas personas hoy ven legitimada su decisión, están seguros de que no se equivocaron y hoy, a la luz de los estudios estadísticos, se dan cuenta, además, que no son tan pocos, sino que a un año, ya son mayoría.

El 2019 nos permitirá decidir nuevamente, oportunidad que debemos aprovechar para hacer crecer la democracia en calidad institucional y para ello, ya sabemos que todos los que están o estuvieron, no son los representantes que una sociedad necesita para crecer, desarrolarse y solucionar sus problemas: la grieta, corrupción, negociados, amiguismos, improvisación, demagogia, ajuste social, gasto político intocable, contratos truchos, no son los componentes adecuados para un cambio verdadero.

El compromiso ciudadano para exigir calidad democrática , dependerá de  cada uno de nosotros.

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