LULA, TRUMP, LA DOCTORA Y LA CADENA DEL ERROR.
La justicia (que no es divina) y castiga con crueldad es el factor inapelablemente más eficaz de la promoción política. Lo prueba el sistema jurídico brasileño que iba a inclinarse mayoritariamente por Jair Bolsonaro. Encerró durante años al expresidente Lula Da Silva por un departamento luminoso en el Santa Teresita del Brasil con el propósito de sepultarlo en el desprestigio, pero al final sin darse cuenta lo condecoró con la transitoria absolución para convertirlo de nuevo en el presidente del país más importante del sub continente. Lo prueba también el frontalmente condenado delincuente Donald Trump, que vuelve a presidir con su deplorable corbata carmesí la superpotencia más relevantemente nuclear del universo ante el rostro tristemente perplejo de los distraídos jueces persecutorios que supieron condenarlo probablemente influenciados por la pasión demócrata. Y la justicia argentina tampoco se queda atrás en el vasallaje del ridículo. Se incorpora en la cadena del error para consolidar desde Casación la condena aleccionadora de La Doctora inhabilitada para ejercer cargos públicos hasta la eternidad. Significa confirmar que la justicia de los años de Javier Milei continúa las similares pifiadas torpes de la justicia de los años de Mauricio Macri, a los efectos de instalar a La Doctora como protagonista exclusiva de la polarización. Estrategia perfecta, pero ¿y si La Doctora les vuelve a ganar? Penúltimo eslabón de la cadena del error estéticamente condenable.
Ampliaremos.

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