En sus declaraciones, Alberto En Fernández, anticipó que, de ganar, va a respaldarse en los gobernadores del interior. Para el peronismo local, eso tiene un significado más que claro: que en una eventual disputa de poder, el «número uno» apelará al aval institucional de los mandatarios justicialistas.
Esto no es menor en una gestión que se vislumbra difícil, por la pesada herencia que deja Mauricio Macri, lo que requerirá de muchas negociaciones y operadores en el Congreso, donde están, precisamente, los representantes de las provincias. No por nada, el gobernador Gustavo Bordet apostó fuertemente por la candidatura de Alberto Fernández. El domingo recibió la recompensa por haber tomado esa decisión.
Cuando Cristina Fernández tuiteó que el candidato a presidente sería Alberto Fernández, uno de los primeros en mandar un tuit de felicitaciones fue el gobernador de Entre Ríos. Cuando Fernández salió a recorrer el interior, uno de los primeros compañeros que se sumó fue el actual Gobernador Gustavo Bordet.
Cuando Alberto Fernández pidió el respaldo de los gobernadores, uno de los primeros en armarle el escudo provincial fue el mandatario entrerriano. Y Bordet fue el verdadero candidato del Frente de Todos en la provincia en estas PASO. Detrás de él siempre estuvieron los postulantes a legisladores nacionales.
Además, tiene para mostrar un gran ordenamiento de las cuentas provinciales y de los servicios a cargo del Estado, además de obras encaradas o proyectadas a pesar de la dura realidad que han marcado los números en el país en estos años. Igualmente, desde la provincia se hizo cargo de las políticas sociales y de la educación ante el repliegue del Estado nacional por el ajuste macrista.
Por eso el domingo, en el festejo provincial, se llevó los aplausos. Había prometido hacer una buena elección y cumplió con creces. Y ya piensa en las generales de octubre.
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