De los dos, uno sabe que seguirá cuatro años más, mientras que el otro intuye que su reelección es un sueño imposible y que va a retirarse con el estigma de fracasado. Después del 27 de octubre no se necesitarán más, ni para relacionarse institucionalmente ni para pelearse políticamente.

Gustavo Bordet se ha preocupado por dejar en claro que no es lo mismo que el macrismo y que han actuado de distinta manera frente a la demanda social. Como afirmó el diputado provincial, Gustavo Zavallo: «Mientras el Gobierno Nacional se preocupa por la mercados, en Entre Ríos tenemos un gobernador ocupado por las personas de carne y hueso».

La Provincia muestra que no finaliza la gestión dañada por las complicaciones económicas de la Nación y se hace cargo de las políticas sociales y de sus obligaciones con los empleados y jubilados provinciales en tiempo y forma.

También les sirve para exponer que el Gobierno entrerriano no carga con las dificultades de aquellas provincias que han apostado al endeudamiento en dólares, en sintonía con el poder central. Una diferencia que al Gobernador le interesa destacar nacionalmente a la hora de las comparaciones y de las evaluaciones de las gestiones. Puntualmente, en el cotejo de las administraciones peronistas.

El Poder Ejecutivo local, aún sintiendo los cimbronazos de la devaluación y de la inflación, es previsible en cuanto al manejo de los recursos, como para demostrar -por ejemplo- que la cláusula gatillo de los estatales y docentes no lo asfixiará ni lo pondrá en una situación límite justo cuando hay una votación en puerta.

Bordet apuntará a evitar que deslices propios, o salpicaduras por los errores ajenos, afecten el tranquilizador resultado que obtuvo en los comicios de agosto. Expone así que el fin de ambos mandatos no son similares, que uno hizo bien las cosas. Y el objetivo de la diferenciación es electoral: que las urnas digan lo mismo que en las PASO, y obtener así un contundente respaldo a los Fernández.

Nada de olas que embarren la situación política y que puedan alterar mínimamente la votación, nada de distracciones ajenas a los comicios: sólo concentración en la gestión. Todo ello, básicamente, para no poner en riesgo la victoria del peronismo. Pronto pedirá a los compañeros un último esfuerzo para el triunfo del Frente de Todos.

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