En su cuenta Federico Malvasio contó que ayer dejó de estar al aire LT 40 Radio la voz de La Paz. Esa emisora que empezó a emitir música, noticias y comentarios el 8 de marzo de 1973 la fundó mi abuelo Chichín, pero quien puso toda su vida laboral a ese emprendimiento fue mi viejo. Se apagó después de transmitir 46 años ininterrumpidamente. Me apena, nos apena. Hoy recordamos cada uno de los programas y anécdotas en el grupo de wasap que tenemos con mi vieja y mis hermanos. ¿Cómo no? Toda una vida en torno a esa radio que fue todo para nosotros. Recuerdo el día que le entregué a los nuevos dueños un manojo de llaves que abría cada una de las puertas de la radio. Mi vieja me confesó que no podría soportar ese momento. Me tocó a mí por ser el hermano mayor de edad, no por pertenencia. Juan y el enano (Santiago) habían sido, realmente, los herederos de esa vinculación cotidiana. Fueron operadores, acompañaron a mi viejo en las transmisiones de exteriores y que se yo cuantas cosas más. Yo tuve, apenas, un programa los sábados a la noche durante un par de veranos y fui también, como no, operador en la AM y FM cuando algún laburante se tomaba vacaciones. Pero no me vinculé como mis hermanos. El destino y yo quisimos que la radio vuelva a cruzarse en mi vida. Hoy hago radio. Estudié periodismo, trabajo como periodista en medios gráficos hace 15, 16, 17 años. No me acuerdo. Pero hace un año tengo un programa de radio. No como operador, sino que estoy al aire, como lo estuvo mi viejo, durante más de 20 años. Un licenciado en administración de empresas que durante décadas estuvo al frente del micrófono haciendo un programa matutino de lunes a viernes toda la mañana sólo podía entrar en la cabeza de mi viejo. Le encantaba. Algunos amigos le decían: “Juan Carlos, tenés una de las pocas radios regionales, vos tendrías que ser rico”. Eso lo pudo haber hecho, quizás, un empresario. Mi viejo tenía una mirada más corta, que fue la de sus amigos y disfrutar la cotidianidad de una ciudad que lo quería. Y lo quería al aire, todos los días. Esa fue su fortuna, los amigos. La radio surgió como una idea colectiva de un tipo que en épocas de buena cosecha, como muchos lo han hecho, se dispuso a poner un granito de arena, un servicio o lo que fuere a la ciudad donde nació. Era otra sociedad, era otra la humanidad. La solidaridad y la apuesta para el bien común no eran una excepción. Ojalá el 1550 del dial vuelva emitir noticias, música y comentarios…Un abrazo grande a todos los trabajadores y a quienes de una u otra manera se vincularon en esa casa de Sáenz Peña 1082.
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