Domingo 02 Septiembre 2018.
A ALGUNOS LES CUESTA RECONOCER EL ÉXITO DE MACRI.
Por: Guillermo Luciano.
Las turbulencias económicas de estos días son interpretadas por vastos colectivos sociales como signos del fracaso del actual presidente de los argentinos y de la coalición política que lo llevó al poder, sin embargo, aunque algunos no lo adviertan, son indicadores de exactamente lo contrario: su éxito. El éxito o fracaso de algo solo se puede medir en su ajuste al cumplimiento de las metas que se plantean quienes lo diseñaron y ejecutan.
Si hablamos de una gestión política, sus objetivos, al menos en nuestro país, no deben ser buscados en el cumplimiento de las promesas de campaña de quienes ganaron la contienda, aquí todos sabemos que no cumplir con ellas es una constante y ya casi nadie se escandaliza por ello.
Pongamos un ejemplo considerando lo ocurrido esta semana: el dólar a cuarenta pesos (o algo parecido), la sociedad, los analistas, los medios de prensa, los agregados sociales, incluso la mayoría de quienes aportaron su voto para el triunfo electoral del presidente acuerdan en forma unánime que la devaluación es un signo de fracaso del plan económico. Sin embargo debemos recordarles que es uno de sus éxitos más logrados y pasamos a explicar porque:
Se sabe en economía que si hay algo inflexible a la baja son los salarios nominales, nadie que pretenda sostenerse en el poder puede ordenar que los salarios en numerales se reduzcan, por ejemplo a la mitad. Si la gente el mes que viene en su recibo de sueldo, y se encuentra que en vez de diez mil pesos recibirá cinco mil, el malestar social resultante es muy probable que resulte inmanejable políticamente. Ahora si hablamos del salario real, o sea el poder adquisitivo efectivo de las remuneraciones al trabajo, la cosa no es tan evidente: si un trabajador el mes pasado cobró diez mil y este mes repite la cifra (o incluso aumenta a doce mil por ejemplo) lo tolerará mejor, aunque cuando vaya al almacén se dé cuenta que su salario real efectivamente ha caído severamente. A este fenómeno los economistas, tan propensos ellos a frases ingeniosas, lo llaman ‘ilusión monetaria’.
Volviendo al análisis, Macri no representa a la clase trabajadora, representa por el contrario a los sectores de riqueza concentrada que pagan los sueldos de aquella; y que le reclaman, porque según dicen a nuestra economía le falta ‘competitividad’ porque el ‘costo argentino’ es demasiado alto, o sea que los sectores que sostienen políticamente al presidente le piden, y el también acuerda con eso, que baje los salarios, y si como vimos éstos son inelásticos nominalmente a la baja, la única manera de achicarlos es bajando el salario real, y entonces se ve con claridad que la único modo es devaluando, que es lo que ahora ha ocurrido. De marzo de este año a hoy, seis meses, el salario real medido en dólares cayó más del cincuenta por ciento. Lo que significa que Macri y los sectores que lo sostienen han obtenido, vía la devaluación, un éxito rotundo en orden a uno de los objetivos que se plantearon: la caída del salario.
Sigamos con otro de los objetivos del gobierno: el destino de la industria nacional. Este sector de la actividad siempre ha sido visto como una amenaza a sus intereses por parte de los grandes conglomerados económicos que gobiernan la economía global.
Ellos no quieren que produzcamos bienes industriales, nos quieren como proveedores de comodities, o sea bienes primarios con el menor valor agregado posible al menor precio posible, incluyendo en este el menor salario local posible para movilizarlo hasta sus países; porque es sabido que las utilidades que emergen de la actividad industrial y la tecnología son infinitamente mayores que la que emana de la producción y venta de productos primarios, por aquello que el insigne economista brasilero Celso Furtado llamaba el Deterioro de los términos del intercambio, que significa en buen romance que cada vez se necesitan más unidades de bienes primarios para alcanzar los bienes manufacturados, que a su vez por el avance tecnológico y la economía de escala, son cada vez más baratos. Esta es la razón que quieren tener el exclusivo control de la producción industrial en sus países y eliminar la nuestra, nos quieren como clientes, no como competidores.
Dicho esto volvamos a nuestra economía: si cae el salario real de nuestros trabajadores la demanda de éstos sobre los bienes locales cae en forma directa y proporcional, o sea que nuestros productores locales de bienes industriales entran en crisis de venta de sus productos. Y si a eso le sumamos que el costo del dinero, o sea los intereses que deben pagar por el financiamiento que les es indispensable para sostener su actividad, es escaso, con intereses usurarios e impagables, como está ocurriendo en estos días, en los que el banco Central aumenta sin control la llamada ‘tasa de referencia’.
Los dos factores conforman un coctel explosivo de final previsible: la destrucción generalizada de pequeñas y medianas industrias locales, que es lo que está ocurriendo.
Pero entonces preguntémonos ¿a quién representa Macri? ¿A las pequeñas y medianas empresas locales o a las grandes empresas extranjeras que compiten con las nuestras? La respuesta es obvia, de hecho, su padre, Franco Macri (y obviamente él es parte de esos negocios) es el mayor importador de nuestro país de bienes manufacturados, incluidos productos de la industria automotor, de China, por lo tanto otro de los objetivos reales del gobierno es destruir las pymes locales y reemplazar su producción con importaciones de bienes desde el exterior, porque el presidente y su familia ganan dinero de esa forma. Sintetizando: debemos aceptar que este es otro de los logros innegables de su gestión como presidente.
Como una miscelánea antes de seguir, tanto el presidente como todos sus ministros han reconocido que su patrimonio financiero no está en la banca local sino en el exterior, depositado en dólares, o sea que todo el gabinete incluyéndolo a él, con cada devaluación son más ricos en término de poder adquisitivo local, y por supuesto nadie podría imaginarse siquiera que robarían dinero de su propio bolsillo, por lo tanto es un claro objetivo para ellos devaluar, porque de ese modo cada vez son más ricos. O sea, otro objetivo exitoso alcanzado por la gestión de Cambiemos.
¿Cuáles faltan cumplir? Dijimos al principio que era una preocupación central de su gestión bajar el ‘costo argentino’ que básicamente consiste en bajar los salarios reales, cosa lograda por la devaluación, pero falta todavía eliminar la legislación laboral. En nuestro país los trabajadores tienen derechos, entre ellos a una indemnización, a aguinaldo, a vacaciones pagas, a licencias por enfermedad, por maternidad, por estudios y muchas más que no viene al caso detallar aquí.
Pues bien, esto que mirado desde la perspectiva de los trabajadores son derechos, desde la mirada de los intereses que representa Cambiemos son ‘costos locales que quitan competitividad’ y vienen por ellos, y si bien es un objetivo que no se ha alcanzado, la derogación de los derechos de los trabajadores está en los planes inmediatos del gobierno, ahora apuntarán ahí.
Otro de los sectores en que la gestión de Macri ha tenido un éxito rotundo y manifiesto es en el sector financiero. Su equipo abarca todos los grupos de interés de esta actividad, desde la banca formal internacional representada por JP Morgan, en la persona de quien fue Ministro de Hacienda, Alfonso de Prat Gay, hasta la banca informal, más conocida como las ‘cuevas financieras’, representada por el actual Ministro de Economía Luis Caputo.
En los dos sectores puede anotarse éxitos (siempre hablando de los objetivos de su gestión) en el pasado de Prat Gay estuvo procesado junto con algunos de los ejecutivos de JP Morgan Argentina por haber sido los diseñadores del mecanismo de fuga de capitales y lavado de dinero en nuestro país. Fuga de capitales que durante la presente gestión de Cambieos está alcanzado niveles inéditos en nuestra historia. Macri, manifestando con hechos donde están sus aliados y sus intereses no solo anuló este procesamiento sino que además nombró a los funcionarios de JP Morgan que estaban siendo procesados, precisamente a cargo de la UIF –Unidad de Investigaciones Financieras- que era la oficina que había denunciado los delitos cometidos por de Prat Gay y su equipo.
Incluso cuando comenzó esta corrida bancaria JP Morgan, de Prat Gay compró 1.200 millones de dólares un viernes a $ 20 y la semana siguiente estaba a $ 28, aprovechándose de la información reservada que maneja y de la influencia que sigue teniendo en la gestión económica. Esto, que en cualquier país serio constituiría un delito grave, en el nuestro debemos apuntarlo como otro de los éxitos de la gestión de Cambiemos.
Con respecto al sector ‘cuevas financieras’ de donde surge el Caputo Ministro de Economía, hermano del mayor contratista de obra pública de esta gestión: Nicolás Caputo, a quien el presidente en muchas ocasiones ha reconocido públicamente como el ‘hermano que no me dio la vida’ están trabajando para otorgarle el ‘gordo de navidad’ o sea el FGS –Fondo de Garantía de Sustentabilidad- del ANSES del que hablamos en una nota de la semana pasada y cuyo monto supera holgadamente el billón de pesos. Para esto ha diseñado una compleja estrategia de la que son cómplices los gobernadores de las provincias, que deberían autorizar el Presupuesto 2019, donde figura, casi de contrabando, la autorización para entregarle a las ‘cuevas financieras’ el FGS.
Podemos seguir, otro de sus éxitos (recordamos: éxitos en función de los objetivos de Cambiemos, que no necesariamente son éxitos para los argentinos, sino todo lo contrario) es la Ley de Semillas, de inminente aprobación en el congreso que entrega nuestra soberanía alimentaria a las multinacionales de la agricultura industrial aniquilando nuestras semillas nativas y nuestra tecnología de alimentos.
En fin, el inventario puede continuar, pero el espacio y el tiempo son escasos, pero nos gustaría antes de terminar refutar a los que hablan del fracaso del presidente Macri y de la coalición política Cambiemos: están equivocados, están cumpliendo absolutamente todos los objetivos que se plantearon cuando asumieron, o sea están teniendo un éxito rotundo, aunque este sea el fracaso de nuestro país y de su pueblo en su aspiración de ser una nación soberana, justa y equitativa.
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