Rosario Romero: la intendenta fantasma que prioriza negociados y abandona la cultura popular

Los carnavales de Paraná, una de las festividades más esperadas por la comunidad, quedaron marcados no solo por el esfuerzo de las comparsas, sino también por el vacío institucional que dejó la ausencia de la intendenta Rosario Romero y de cualquier funcionario de peso de su gestión. La imagen de sillas vacías en los sectores reservados para las autoridades es el reflejo de una intendencia que, desde la Fiesta del Mate, parece haber entrado en estado de desaparición.

Pero, claro, la Fiesta del Mate sí contó con la presencia de Romero y con un impresionante despliegue de recursos municipales. No es casualidad: ahí hubo intereses, contrataciones y seguramente negociados. Se habla de una erogación cercana a los mil millones de pesos, con gastos desmesurados en la contratación de palcos, luminarias y hasta en el show de Baglietto, realizado semanas antes. ¿Cuánto se pagó realmente? ¿Quiénes fueron los beneficiados con estas contrataciones?

Mientras que para los carnavales no hubo ni la mínima presencia oficial, ni un reconocimiento a las comparsas que trabajan año tras año, la Fiesta del Mate fue otra historia: un evento donde se movieron cifras millonarias y que parece haber sido prioridad porque, en ese espacio, había margen para la «rosca» y los negocios de siempre.

El desprecio de Rosario Romero por la cultura popular es evidente. Prefiere invertir en eventos donde el municipio maneja grandes presupuestos y puede beneficiar a sus allegados, antes que apoyar manifestaciones culturales auténticas que realmente unen a la comunidad.

Lo ocurrido en los carnavales no es un caso aislado. Desde que asumió, la gestión de Rosario Romero se ha caracterizado por la falta de presencia y liderazgo. Sus apariciones públicas son cada vez más escasas, y cuando lo hace, es para pronunciar discursos vacíos o participar de reuniones protocolares sin impacto real en la vida de los paranaenses.

Mientras otras ciudades potencian sus carnavales como un atractivo turístico y una fuente de ingresos, en Paraná la desidia municipal deja en evidencia una conducción sin rumbo, sin conexión con la gente y sin interés por el desarrollo cultural. Rosario Romero y su equipo han demostrado que el compromiso con la ciudad no es más que un eslogan de campaña que quedó en el olvido apenas asumieron el poder.

Los carnavales de Paraná merecían algo mejor. La ciudad merece algo mejor. Pero con una intendenta fantasma, la cultura y la identidad local quedan relegadas a un segundo plano, víctimas de una administración ausente que solo aparece cuando hay cámaras o intereses políticos en juego.

 

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